Sabías que el zapato de tacón alto lo pusieron de moda los hombres
lavanguardia.com
Redacción Internacional, 4 febrero 2013.- La protagonista de Sexo en Nueva York, Carrie Bradshaw, hizo que las mujeres se volvieran locas por los ‘Manolos’. Con ellos, las piernas se estilizan, la espalda se endereza y al ponerse un par de ellos, una se siente más poderosa, más sexy. Como dijo Marilyn Monroe: ‘No sé quién inventó los tacones altos, pero todas las mujeres le debemos mucho’. Pero los tacones no siempre han sido el oscuro objeto deseo de las féminas, los primeros en llevarlos fueron los hombres.
Según se conoce, el origen de los zapatos de tacón se remonta al siglo XV. Estos no fueron diseñados para caminar, sino para ser utilizados por los jinetes en el Medio Oriente. El tacón ayudaba a los soldados a sujetarse a los estribos del caballo y, de esta manera, se mantenían en equilibrio a la hora de disparar las flechas. Con el tiempo, un interés por todo lo persa invadió Europa, sobretodo por parte de los aristócratas, quienes determinaron que los zapatos de tacón dotaban al hombre una apariencia más viril.
Los varones europeos de clase alta fueron los primeros en sentirse atraídos por este tipo de zapato, aún así, esa moda también traspasó hasta las clases más bajas. Con el objetivo de diferenciarse de ellas, la aristocracia aumentó drásticamente la altura de su calzado, con lo que nació entonces el zapato de tacón alto. Con tal de proclamar su estatus y diferenciarse de los más pobres -además de su poca actividad física- las clases altas siempre usaron ropa incómoda, poco práctica y pesada. Además, sólo los tacones de la aristocracia llevaban las suelas de color rojo, de aquí el motivo de la suela roja de los zapatos del diseñador Christian Louboutin, que hoy es uno de los símbolos de estatus más reconocible y envidiado.
El interés de las mujeres por los zapatos de tacón no llegó hasta mediados del 1600, cuando su intención era masculinizarse. De ahí a que fumaran pipa, llevaran el pelo corto con sombreros masculinos y, como no, se pusieran zapatos de tacón. A finales del siglo XVII, pero, el diseño del calzado empezaró a diferenciarse según fueran para hombre o mujer. Los hombres usaban un tipo de tacón más bajo, cuadrado y macizo, mientras que los de las mujeres eran más altos y esbeltos. Fue durante la época de la Ilustración cuando la diferencia entre géneros se hizo más significativa. Con un movimiento intelectual basado en lo útil y lo racional, los tacones altos eran vistos como poco prácticos y afeminados. La moda masculina hizo un giro hacia una moda más cómoda, lo que se tradujo en el abandono de la ropa pesada, los colores brillantes y las joyas ostentosas.
Los hombres dejaron de llevar tacones a mediados de 1700, mientras que las mujeres los seguían utilizando, pero con menor frecuencia. Los tacones altos se convirtieron en un ejemplo de moda poco práctica. No fue hasta la mitad del siglo XIX cuando la asociación entre la fotografía y la pornografía los convirtió en accesorios eróticos para las mujeres. Los hombres volvieron a sentirse atraídos por este tipo de zapato en los años 60’ y 70’, cuando el tacón bajo regresó en las botas de vaqueros y los zapatos de plataforma.
Según se conoce, el origen de los zapatos de tacón se remonta al siglo XV. Estos no fueron diseñados para caminar, sino para ser utilizados por los jinetes en el Medio Oriente. El tacón ayudaba a los soldados a sujetarse a los estribos del caballo y, de esta manera, se mantenían en equilibrio a la hora de disparar las flechas. Con el tiempo, un interés por todo lo persa invadió Europa, sobretodo por parte de los aristócratas, quienes determinaron que los zapatos de tacón dotaban al hombre una apariencia más viril.
Los varones europeos de clase alta fueron los primeros en sentirse atraídos por este tipo de zapato, aún así, esa moda también traspasó hasta las clases más bajas. Con el objetivo de diferenciarse de ellas, la aristocracia aumentó drásticamente la altura de su calzado, con lo que nació entonces el zapato de tacón alto. Con tal de proclamar su estatus y diferenciarse de los más pobres -además de su poca actividad física- las clases altas siempre usaron ropa incómoda, poco práctica y pesada. Además, sólo los tacones de la aristocracia llevaban las suelas de color rojo, de aquí el motivo de la suela roja de los zapatos del diseñador Christian Louboutin, que hoy es uno de los símbolos de estatus más reconocible y envidiado.
El interés de las mujeres por los zapatos de tacón no llegó hasta mediados del 1600, cuando su intención era masculinizarse. De ahí a que fumaran pipa, llevaran el pelo corto con sombreros masculinos y, como no, se pusieran zapatos de tacón. A finales del siglo XVII, pero, el diseño del calzado empezaró a diferenciarse según fueran para hombre o mujer. Los hombres usaban un tipo de tacón más bajo, cuadrado y macizo, mientras que los de las mujeres eran más altos y esbeltos. Fue durante la época de la Ilustración cuando la diferencia entre géneros se hizo más significativa. Con un movimiento intelectual basado en lo útil y lo racional, los tacones altos eran vistos como poco prácticos y afeminados. La moda masculina hizo un giro hacia una moda más cómoda, lo que se tradujo en el abandono de la ropa pesada, los colores brillantes y las joyas ostentosas.
Los hombres dejaron de llevar tacones a mediados de 1700, mientras que las mujeres los seguían utilizando, pero con menor frecuencia. Los tacones altos se convirtieron en un ejemplo de moda poco práctica. No fue hasta la mitad del siglo XIX cuando la asociación entre la fotografía y la pornografía los convirtió en accesorios eróticos para las mujeres. Los hombres volvieron a sentirse atraídos por este tipo de zapato en los años 60’ y 70’, cuando el tacón bajo regresó en las botas de vaqueros y los zapatos de plataforma.
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